Pocos pensadores son tan difíciles de interpretar como Pierre Teilhard de Chardin, el célebre Jesuita francés que abarcó la totalidad de lo aprensible con una sola mirada. Su vasta e incomparable obra va desde el fondo de lo material hasta el vértice de lo espiritual; nos conduce a través del laberinto de la Evolución, para luego elevarnos a la más alta cima del pensamiento humano. Allí, en donde la historia y la vida semejan torbellino ascendente, todas las ciencias se convierten en una sola, la materia se torna transparente y el corazón del Hombre contempla extasiado la Tierra Prometida. Pierre Teilhard de Chardin escapa a toda categoría conocida. Su pensamiento, que parte de un realismo crítico y que se caracteriza por un idealismo objetivo, rompe las barreras de las especializaciones y marca el principio de una nueva era: la Era de la Síntesis. Más que filosófica o teológica, su obra es ultrafísica. Con base a las ciencias naturales, Teilhard elabora una interpretación orgánica, coherente y sintética del Universo, un sistema lógico que satisface las exigencias del Espíritu, una manera de vivir y de comprenderlo todo.


Condensar en un solo escrito la riqueza de la mística, de la dialéctica y de la metafísica teilhardiana, es tarea imposible de realizar. Nos limitaremos a esbozar a grandes rasgos el núcleo de su fenomenología: la Unión Creadora, tesis fundamental alrededor de la cual giran y se entrelazan el resto de sus teorías y deducciones, formando un Todo armonioso en el cual se perfila el Rostro del Absoluto. Penetremos, pues, en la increíble dimensión de Teilhard de Chardin y descubriremos que, a nivel de lo cósmico, lo fantástico se vuelve real.
Todo cuanto existe se transforma constantemente, evoluciona. El Universo entero, nos dice Teilhard, se halla sujeto a un devenir. La vida tiene un sentido. Nacemos, crecemos y morimos en el seno de una corriente cósmica que nos arrastra irreversiblemente hacia el Espíritu, hacia estados de más conciencia y más libertad. La Evolución es la expresión visible en el espacio-tiempo de una síntesis creadora, eterna y continua. Crear no es sacar algo de la nada. Crear es organizar, sintetizar, hacer brotar de elementos simples algo nuevo y más complejo. La Evolución no es creadora; es la Creación la que es evolutiva. La Creación se realiza al unir. La unión verdadera no se obtiene más que al crear. Para comprender la hipótesis de la Unión Creadora, es necesario que imaginemos al Todo como un conjunto orgánico de estructura esférica.

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